UNO DE LOS MÁS ANTIGUOS MERCADOS DE LA ZONA DE PLAZA LOREA
Allá por el año 1858 se comenzó a hablar de la construcción
de un nuevo mercado, “Lorea”, en las inmediaciones del entonces Hueco de Lorea,
donde en 1873 se levantó el histórico gran tanque de agua para el
abastecimiento domiciliario. Con una altura de 20 metros, el tanque superaba a todos los
edificios existentes en la época; su depósito de 272
m3 (9 x 9 x 3, 60 m) tenía capacidad para contener un millón cien mil litros, que abastecía a unos 32.000 hogares.
Al elegir el lugar en el que se instalaría
el nuevo mercado se tuvo en cuenta la equidistancia con los mercados Del Centro
y Del Plata, ya que en esos tiempos, y
debido a la lentitud de los medios de locomoción, la distribución era más lenta
y tediosa.
DEMOLICIÓN DEL MERCADO LOREA EN 1910 |
En principio se
pensó como un mercado municipal, con el fin de obtener financiamiento bancario
para su construcción. Así se elevó un proyecto de una inversión de hasta 2
millones de pesos de entonces, bajo garantía de propiedades, proyecto que no
prosperó. Finalmente este mercado se abrió con capitales privados ocho años más
tarde, el 7 de septiembre de 1864. Se instaló en
terrenos legados por el matrimonio Lorea, al lado de la plaza que hoy lleva su
nombre, en Rivadavia entre Lorea (hoy Luis Sáenz Peña) y
Cevallos, vereda sur. Tenía una superficie cubierta de 4788 m2, según datos de la Memoria Municipal
de 1890 y 1892, y contaba con aproximadamente 200 a 400 puestos.
Vale recordar
que el 5 de julio de 1807 Isidro Lorea,
junto a varios de los esclavos que trabajaban para él, enfrentó a los ingleses durante
la segunda invasión inglesa y todo terminó en tragedia: Lorea y su esposa
resultaron heridos por bayonetas cuando
peleaban contra los invasores y murieron unos días después. También cayeron sus esclavos, luego reconocidos como héroes de la
resistencia.
Previamente la
familia había constituido herencia de la quinta y aledaños al Cabildo, con la condición
de que se construyera en el lugar una plaza que llevara su nombre, como
paradero de las carretas que llegaban desde el norte por el camino de Las tunas (hoy Callao). En 1808 el virrey Rafael de Sobremonte aceptó la donación y
la condición impuesta por el matrimonio Lorea.
En 1875 los
grandes mercados de abasto en Buenos Aires eran siete: Del Centro, Del Plata,
Lorea, Independencia, Florida, Comercio y Libertad.
Hacia 1908 se
planteó la necesidad de derrumbar el mercado Lorea,
para levantar en su lugar la Plaza Congreso, que se inauguraría con motivo del
primer centenario de la Revolución de Mayo. Los
vecinos de Buenos Aires no se opusieron a ello, ya que existía el
Mercado Rivadavia, habilitado desde 1882, que ocupaba más de media manzana en
la intersección de Rivadavia y Azcuénaga. Asimismo estaba el Mercado Spinetto, que
se habilitaría en 1894. Y otro mercado, el Abasto Proveedor, en dos manzanas en
la antigua Quinta de Nogueras, entre las calles Corrientes, Anchorena, Lavalle
y Agüero, habilitado en 1893, en una zona plagada de otros establecimientos como
fábricas de hielo, maduraderos de bananas y depósitos.
No se tiene
certeza de quién fue el constructor del mercado Lorea, aunque se
presume que fue diseñado por el ingeniero
Carlos E. Pellegrini. En cuanto a la gestión del
lugar, estuvo en manos privadas hasta 1902, cuando lo adquirió la
Municipalidad por $ 418.000. Según la memoria municipal del año 1903, la fisonomía
del mercado cambió radicalmente hasta ubicarse a la altura de otros mercados
particulares de mayor importancia. En el año 1895 la Guía de Buenos Aires decía:
“Recientemente refaccionado, ofrece
comodidades tanto al público como a los expendedores”.
Salvo
las fotografías de la demolición del predio, no se han descubierto imágenes del
mismo, toda una lástima.
El mercado Lorea
no fue el único centro de abastecimiento de efímera duración. El Mercado
Modelo, propiedad de Juan Lanús, de 5.902 m2 cubiertos, inaugurado
en 1884, terminó por ser demolido pocos años después, en 1893, para dar lugar
al ensanchamiento de la Av. De Mayo.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
Aguilar
Graciela y otros. Mercados de BuenosAires. Olmo Ediciones 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario