30 noviembre de
1980: plebiscito constitucional en Uruguay
Principio del
fin de la dictadura cívico-militar
Antecedentes
Muchos golpes
militares se perpetraron en el mundo con diferentes excusas, para lo que vale “la pregunta del millón”: ¿con qué derecho los
militares se arrogan la facultad de ser los custodios finales de las democracias?
Siempre estos
golpes tuvieron una solapada o directa participación civil, especialmente de
los grandes factores de poder, que mantenían una “falsa custodia” de lo bueno y
lo malo para los pueblos.
EL COMIENZO DEL FIN DE LA DICTADURA EN URUGUAY |
Estos golpes
vinieron a sustituir su anterior política de intervención militar directa para
sacar y poner gobiernos títeres de sus políticas, también con la complicidad de
sectores internos que previamente “desestabilizaran” a los gobiernos elegidos
por los pueblos.
Argentina,
Uruguay, Brasil y casi todos los países de la región,
sufrieron este flagelo,
que al día de hoy continúa en un proceso de grave disputa.
El tiempo
transcurrido en los primeros años del siglo XXI, marcó una inflexión que
parecía definitiva en favor de la democracia, la justicia social y un retroceso
imperial, que tiene su punto más elevado en el año 2005 con el “No al ALCA”, cuando Venezuela, Brasil y Argentina se
impusieron ante el proyecto imperialista norteamericano y lograron derrotarlo
en la IV Cumbre de las Américas
celebrada en Mar del Plata (Argentina), los
días 4 y 5 de noviembre de 2005.
Chávez, Lula y Kirchner derrotaron al ALCA. Toda una hazaña
histórica que sepultó las pretensiones del plan imperialista que amenazaba
nuestra región. “ALCA… al carajo”, fue la frase del comandante Chávez que marcó, junto a Fidel en
Cuba, el inicio del ALBA (Alternativa
Bolivariana para América latina y el Caribe), una propuesta de
integración enfocada para los países latinoamericanos y caribeños que pone
énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.
Sin embargo, el gran potencial de reservas del Imperio logrará revertir aquellos tiempos de gloria y
reaparecerá nuevamente su mano para “poner orden” en las ovejas que amenazaban con descarriarse.
Así se dan nuevos “golpes” pseudo institucionales a través de
los parlamentos y/o jueces genuflexos,
logrando doblegar la voluntad de los pueblos en su ruta por la libre
determinación, la justicia social y una América libre de las garras de su
opresor históricamente más encarnizado: los EE.UU.
Así se suceden “golpes institucionales” en Paraguay, Brasil,
Honduras y Ecuador, y en otros países se recurre al fraude más descarado
manipulando la voluntad popular.
El caso de la República Oriental del Uruguay
Anteriormente, hacia 1973, y teñido del mismo estilo, se
produce en el Uruguay una variante para burlar la voluntad popular.
Juan María
Bordaberry tendrá cierta celebridad fuera de las fronteras de Uruguay por haber
pasado de ser de presidente constitucional a dictador, en junio de 1973. Aunque
no inventó el autogolpe, cometido en su caso con las Fuerzas Armadas, desde
entonces se habla de “bordaberrización” para caracterizar a ciertos regímenes
tutelados por los militares.
Bordaberry
disolvió el parlamento, suspendió las libertades civiles, ilegalizó los
partidos políticos y las organizaciones sociales para dar comienzo a la
dictadura cívico-militar que duró hasta 1985.
La dictadura que surge de aquel engendro
ensayará otra nueva táctica, “legitimar
la dictadura mediante elecciones”.
El 15 de mayo de 1980, percibiendo agotado el
proceso dictatorial, el presidente de facto dirigió al presidente del Consejo de Estado
un anteproyecto de Constitución, con el objeto de que procediera a acomodar una
nueva Constitución que se someterá a ratificación popular de acuerdo con los
principios que emanen de las pautas formalmente consagradas en los propios documentos
emitidos por la dictadura.
Sin
embargo, no hubo más noticias al respecto hasta el mes de octubre, cuando se
reunió un órgano que se denominó "Asamblea Constituyente", designado
por la dictadura. Ningún partido político tuvo participación alguna. Ese órgano
aprobó un proyecto el 31 de octubre, publicado el 1º de noviembre, en el mismo
mes en que se lo iba a plebiscitar.
El
proyecto dictatorial
El
propósito que se perseguía con el proyecto era crear un régimen permanente
tutelado y controlado por los mandos militares, que se manifiesta en numerosas
disposiciones que contrastaban por completo con las tradiciones políticas del
país: si se
aprobaba el plebiscito, no tendría ningún efecto durante 12 meses y medio,
hasta febrero y marzo de 1982. Hasta entonces las autoridades seguirían
ejerciendo su poder sin ninguna restricción.
Un año
después del plebiscito, en noviembre de 1981, se celebrarían elecciones, en las
condiciones siguientes:
- Podrían
participar únicamente los partidos políticos autorizados, que eran tres
(Partido Nacional, Partido Colorado y el Partido católico "Unión Cívica").
- Los
partidos participantes tendrían que ponerse de acuerdo previamente en un
candidato único a presidente, común a todos ellos. Los ciudadanos, por lo
tanto, estarían obligados a votar pero sin poder elegir.
Lo que el
plebiscito aprobaría no sería solamente el texto de la Constitución propuesta,
sino que junto con ella quedarían convalidados los "Decretos
Constitucionales" dictados por la dictadura desde el golpe de Estado de
1973, y también los que se dictaran en el lapso ya mencionado de 14 meses y
medio. De este modo la ciudadanía, aprobando la Constitución, daría su asentimiento
a cualquier norma que la dictadura quisiera imponer todavía en ese tiempo. Se
eliminaba la inamovilidad de los funcionarios públicos, se condicionaba la
reglamentación del derecho de huelga (que había sido regulada por la dictadura
en términos absolutamente restrictivos mediante normas que quedarían
convalidadas) a la iniciativa del Poder Ejecutivo y la aprobación parlamentaria
por mayoría calificada.
Toda una aberración jurídico-institucional jamás
vista antes en la historia de los procesos dictatoriales ensayados en
Latinoamérica.
La consulta se haría mediante papeletas por el Sí y el
No a la reforma constitucional plebiscitada. La ciudadanía en cambio interpretó el planteo del proyecto de
Constitución como un sí o un no al gobierno de facto.
Si bien
no hubo disposiciones oficiales que prohibieran la propaganda a favor del NO en
los medios de comunicación, ésta prácticamente no existió. La expresión
opositora se manifestó fuertemente a través de volantes, pegatinas y el
"boca a boca", sobre todo estos medios utilizados por la izquierda que,
con los militantes que aún estaban libres y los que habían salido de prisión
poco tiempo antes realizaron un trabajo clandestino y muy arriesgado en favor
del repudio de la dictadura.
El plebiscito
El
domingo 30 de noviembre se realizó ordenadamente el plebiscito de 1980. Los
militares estaban convencidos de que la opción por el Sí triunfaría por amplio margen,
eufóricos de antemano, permitieron que se televisase el recuento de votos.
Algunos días antes de la votación, la empresa Gallup había adjudicado un 60% de
la intención de voto al Sí. Las papeletas por el Sí estaban impresas en color
celeste y las del No en color amarillo.
Para
sorpresa del mundo entero, el corolario fue un rotundo triunfo del No a la propuesta
constitucional del gobierno, que hubiese significado institucionalizar el
militarismo y su tutela del sistema político.
Por el Sí votaron 707.118…… (el 42,80%)
Por el No votaron 945.176…… (el 57.20%)
En blanco o nulos 37.130 y la participación
fue récord un 86.86% .
Toda una lección
anti dictatorial de un pueblo acostumbrado a la democracia.
El
final de la dictadura
La derrota en el
plebiscito fue el inicio del proceso de restablecimiento de la democracia. A
comienzos de julio de 1981 se inició un diálogo entre la Comisión de Asuntos
Políticos de las Fuerzas Armadas (Comaspo) y los representantes de los partidos
Colorado, Nacional y Unión Cívica. Se negoció un Estatuto de los partidos
políticos, básicamente entre el Partido Colorado y los militares. Tras arduas negociaciones
y como consecuencia de un acuerdo, no del todo santo, el gobierno convocó a
elecciones el 25 de noviembre del mismo año, en las cuales fue elegido
presidente Julio María Sanguinetti del Partido Colorado, quien asumió el 1º de
marzo de 1985. No fue sencillo restaurar la institucionalidad democrática en un
país diezmado por años de dictadura, mano férrea, encarcelamientos y represión.
Una semejanza
con la situación actual en Latinoamérica
Tras la noche
oscura de gobiernos autoritarios, antidemocráticos y/o
consagrados mediante fraudes directos o encubiertos, renacen las esperanzas, a
partir de las elecciones en Argentina del 27 de octubre. Éste será el punto inicial de la restauración de la
década añorada del No al ALCA, del ALBA, de un
Mercosur justo y equitativo, de una nueva época de justicia social, democracia
verdadera, y por sobre todo desprendiéndose de las garras del Imperio del Norte
y de los condicionamientos del FMI.
Es un nuevo
amanecer, que no es poca cosa, hay esperanzas y hay reservas democráticas y
populares para lograrlo.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-https://kellogg.nd.edu/sites/default/files/old_files/documents/145_0.pdf
-http://www.ipsnoticias.net/2006/10/derechos-humanos-uruguay-la-bordaberrizacion-de-la-verdad/
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