EDITORIAL AL Nº 294 DICIEMBRE 2019
En un mundo convulsionado, en una América “difícil”, en crisis, en
permanente disputa, nuevos cambios aventuran un futuro superador al retroceso
operado en el pasado lustro, en el que el neoliberalismo había ganado importantes
posiciones, revirtiendo un proceso de cambios
progresistas a partir del rechazo al ALCA, defenestrado en Mar del Plata en el año 2005.
Hace apenas 12 años, aquel 5 de noviembre de 2005, los presidentes Néstor
Kirchner (Argentina), Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Nicanor
Duarte Frutos (Paraguay) y Tabaré Vázquez (Uruguay) dijeron “NO AL ALCA”, un Área de Libre Comercio de las Américas,
impulsada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en la IV Cumbre
de las Américas de Mar del Plata, que marcó un hito histórico en la región.
A posteriori y tras venturosos años de avance de las causas populares, los
pasados cinco años comenzaron a marcar un resurgir del neoliberalismo en
distintos países considerados “el patio trasero de los EE.UU.”, una figura un
tanto olvidada ya que Estados Unidos estaba
“entretenido” en la Guerra
del Golfo (2 de agosto de 1990 - 28 de febrero de 1991),
un conflicto bélico librado por una fuerza de coalición autorizada por las
Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por EE.UU., contra la
República de Irak (toda una desproporción bélica), en respuesta a la invasión iraquí
a Kuwait, y so pretexto de que Irak poseía armas químicas, desmentido en
investigaciones posteriores.
Carlos Menem decidió entonces, por decreto, involucrar a la Argentina en aquella
guerra, en setiembre de 1990, mandando dos fragatas mal equipadas y 450 marinos
que estuvieron lejos del foco de conflicto para apoyar el bloqueo naval impuesto
al régimen de Saddam Hussein, lo que trajo terribles consecuencias futuras con
las voladuras de la embajada de Israel y la AMIA.
Así las cosas se llega en nuestro país al triunfo de “Los Fernández” en
primera vuelta por más de 8 puntos y casi un 49% de los votos, tras cuatro años
de gobierno de Macri, que endeudó al país, destruyó el aparato productivo,
precarizó a los trabajadores y jubilados, produjo la fenomenal y jamás pensada fuga
de divisas (73.156 millones de dólares) y una estampida de precios que redujo a
la pobreza a la mitad de la población.
Elevó la deuda externa de 240 mil
millones de dólares (el 52% del PBI) a 340 mil millones (el 84% del PBI), sólo
con el FMI contrajo 44.340 millones de dólares de deuda nueva.
Sin embargo, en el orden latinoamericano, soplan vientos contradictorios para el lado de los
sectores progresistas, ya que capitaneados por la OEA (aparato burocrático de
los EE.UU.), entronizó
a los elementos más retrógrados en Bolivia, que están
produciendo un baño de sangre a un pueblo que
resiste con heroísmo; un verdadero golpe a la
antigua usanza, con una persecución y matanza cruel.
Tras el fracaso de intervenir y doblegar a Venezuela, hoy lo intentan con
Bolivia.
Por otro lado, al nuevo gobierno en
Argentina se agrega la libertad de Lula en Brasil, junto al eclipse de
Bolsonaro, el avance del Grupo de Puebla, más las rebeliones de Ecuador y en
especial de Chile que presagian próximos cambios.
Ya nada será igual a partir de este momento
crucial en la lucha de los pueblos, y más tempano que tarde, como lo predijo el
presidente chileno mártir Salvador Allende: “¡Yo no voy a
renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del
pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a
la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada
definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los
procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y
la hacen los pueblos…”
HASTA LA PRÓXIMA
El periódico Primera Página les desea a sus lectores,
anunciantes y suscriptores un próspero año 2020
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