nuestro norte es el sur
“La
infiltración mental, económica o diplomática puede deslizarse suavemente, sin
ser advertida por aquellos a quienes debe perjudicar”.
Manuel Ugarte
La CELAC (Comunidad
de Estados LAtinoamericanos y Caribeños)
y los caminos hacia “La Patria Grande”, el sueño de Bolívar, San Martín, Artigas y tantos
patriotas que fueron testigos de haber vivido en una América que representaba –tan
solo– “el patio trasero de los EE.UU.”, con
intervenciones, invasiones y sometimiento político y económico, que sustituyó
al Imperio inglés que primó durante los siglos
XVIII y XIX, tras el yugo colonial español. Como sostenía
Manuel Ugarte: “Hasta los espectáculos” pueden ser herramientas para socavar la
autonomía nacional”.
En el mes de enero pasado,
comenzó el renacer de la CELAC, como sustituto necesario de la OEA (Organización
de Estados Americanos) un organismo desprestigiado y neo colonialista, manejado
por los EE.UU.,
excluyente, ya que son varios los países que fueron apartados (Cuba y
Venezuela) o se apartaron (como Nicaragua).
La OEA, que encabeza como secretario Luis Almagro, un funcionario
cooptado por el Consenso de Washington, acuñado en 1989 por el economista John
Williamson, con el objetivo de alinear a los países en desarrollo azotados por
la crisis financiera, bajo la órbita de Washington D. C., el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Renace en América la necesaria e imprescindible figura de
“Patria Grande”, que nos legaran Chávez, Lula, Evo, Néstor y otros patriotas que supieron
ver a tiempo el sometimiento a que estaban condenados los pueblos al sur del Río Bravo.
Todo comienza, o mejor, recomienza, con el “No al ALCA” en
el 2015, y avanza con la recuperación en el año 2021, de Bolivia con Luis Arce,
de Perú con Pedro Castillo, de Honduras con Xiomara Castro, de Chile con Gabriel Boric y las expectativas de Lula
en Brasil y Petro en Colombia.
La lucha es despareja contra el Imperio del Norte, poderoso,
aunque con sus pies de barro pre anuncia su declinación, inexorable. Pero ¿cuándo? Todo dependerá
del despertar de los pueblos y del viejo axioma “unidos
o dominados”.
La CELAC es un mecanismo (sin los EE.UU. y Canadá y con Cuba y Venezuela adentro), de
concertación e integración regional creado el 3 de diciembre de 2011, en
respuesta a la necesidad de realizar esfuerzos entre los Estados de América
Latina y el Caribe con el fin de avanzar en la unidad y en la integración
política, económica, social y cultural; aumentar el bienestar social, la calidad
de vida, el crecimiento económico de la región y promover el desarrollo
independiente y sostenible, sobre la base de la democracia, la equidad y la más
amplia justicia social.
Los países miembros
de la CELAC son 33: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice,
Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Dominica, Ecuador, El
Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México,
Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y
Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago,
Uruguay y Venezuela.
Argentina fue elegida por todos los integrantes para ejercer
la presidencia pro témpore para el período 2022, en una votación por
unanimidad entre los representantes de las delegaciones, y se espera no
desperdiciar la nueva oportunidad que tendrá la zona, de desligarse de la
tutela de los EE.UU.,
que lo maneja todo, hasta el FMI, con su poder de veto.
Prueba de ello es el desafío
de la negociación con aquel FMI, que mira con los dientes afilados la
recuperación económica, para cobrar un préstamo tanto ilegal como impagable,
imponiendo directo o solapadamente “el
ajuste”.
El problema es no ceder a ello, ya que de una u otra forma
caerá sobre las espaldas de los sectores más desprotegidos, con bajos salarios
y jubilaciones, aumento de tarifas, mientras una clase dominante (empresarial y del campo),
no entiende razones y sólo cederá si hay un presidente firme, que no sólo
declame sino que “apriete” donde se debe hacerlo, y a tiempo, antes de que sea
tarde.
Para terminar: Manuel
Ugarte –“un maldito de la historia”– concluía: “Somos indios, españoles,
negros, pero somos lo que somos y no queremos ser otra cosa”. Resumía así la vitalidad mestiza y rebelde de
Nuestra América, y la identidad de la región. La vida de este pensador fue una constante lucha contra el
silenciamiento de los poderes hegemónicos y aún después de su muerte continúa
enfrentando la invisibilización de la mayoría de las grandes usinas de
pensamiento nacional.
Agregamos nosotros, que lo que no queremos ser es “dependientes”, Latinoamérica se salva junta en una “Patria Grande”,
ya que separada, será fácil presa del sometimiento.
El tema es nosotros o
ellos, no caben entonces ambigüedades.
¡Al pan, pan y al
vino, vino!
Hasta la Próxima
EDITORIAL (PLUS)
Desde los años 1957 este “organismo de
crédito internacional” viene
extorsionando a los pueblos con cláusulas condicionantes de las soberanías
nacionales y de las propias decisiones autonómicas de los gobiernos.
Nada nuevo se puede llegar a descubrir hoy
ante la complicada situación en que se encontraba nuestro país, luego de haber
caído en sus garras. Lo supuestos “salvavidas”
que pretenden esgrimir sus
adoradores; –intereses bajos--, se
descompensan y convierten a la larga en salvavidas de plomo, con
condicionamientos que lesionan los intereses nacionales de cada país.
Cuando Argentina –de la mano de Macri y su
banda, pasó la raya de lo tolerable, sin consultar al Congreso, y nos entregó
de manos atadas al Fondo, sabíamos de antemano el futuro que nos aguardaba, el
61% de la deuda del Fondo es de la Argentina.
Lo triste del caso es que un 40% de la
población, ignora, o hace que ignora,
quién fue el endeudador, responsable de lesa patria, los que hasta pretenden
darnos consejos y llorar por sus medios adictos, de lo cuanto que se tardó en
acordar, ¡¡¡de terror!!!
El acuerdo al que se llegó –del que aún
faltan precisiones y se sabe poco-- será
tal vez el menos malo, que por lo menos preanuncia evitar “el tan temido
ajuste”, pero; ¿le permitirá al país
despegar, y sortear la aguda situación actual, recuperarse, para después en
cuatro años comenzar a pagar una deuda que hoy es “impagable” y de la que no es responsable de haberla
contraído?, ¡Todo estará por verse!.
Hay dos responsables: el Gobierno de
Cambiemos, Juntos o como corno se hagan denominar, por un lado, y el propio
Fondo que violó sus propios estatutos, otorgando un préstamo ilegítimo.
Argentina debe reservarse los derechos de
recurrir a los organismos jurídicos
internacionales (Corte Internacional de Justicia) para que aquella deuda
la paguen los responsables. Debe haber una justicia internacional que remedie
tamaña tropelía sin pies ni cabeza.
Las cartas ya están sobre la mesa, y ahora
deben decidir su aprobación, el Congreso Nacional, de nuestro lado, y el
directorio del FMI del otro. Es muy difícil la decisión cuando nuestra carta es
un cuatro de copas, contra el ancho de espada que ellos escondieron bajo la
manga.
De nada vale lagrimear sobre la leche
derramada, tenemos al FMI, compartiendo nuestra cama, y Argentina, junto a los gobiernos de
Latinoamérica deben hacer prevalecer la justicia, la independencia y la
soberanía de los pueblos, por sobre las pretensiones financieras foráneas.
1 comentario:
Gracias Sr. Director y equipo de PRIMERA PÁGINA, una EDITORIAL como todos los meses, EXCELENTE y CLARA.... MI AGRADECIMIENTO. HÉCTOR REBASTI
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