domingo, 1 de marzo de 2020

EDITORIAL - Nº 297 - MARZO 2020


EDITORIAL 




Decía allá por 1986 el entonces secretario de la CGT Saúl Ubaldini, el hombre que lideró la CGT combativa de Brasil en oposición a la burocrática de Azopardo, enfundado siempre en su clásica campera de cuero negro, famoso por el contrapunto que sostuvo con el presidente Raúl Alfonsín, quien aludiéndolo dijo que "el país no está para mantequitas y llorones", a lo que Ubaldini respondió ante una Plaza de Mayo colmada de obreros que "llorar es un sentimiento, pero mentir es un pecado".
 A Ubaldini se lo recuerda también por convocar a la famosa huelga (primera contra la dictadura de Onganía) del 27 de abril de 1979, que finalizó con una violenta represión, heridos y presos.
Mucha agua corrió bajo los puentes también inundaciones y sequías, para llegar a marzo del 2020, a dos meses de asumido Alberto Fernández como presidente en un país en plena crisis de endeudamiento y de heredar la impagable deuda contraída por el gobierno de Cambiemos –fundamentalmente con el tristemente célebre FMI.
Y aquí viene a cuento lo de “llorones y mentirosos”, ya que Macri y su equipo se enriquecieron multiplicando sus patrimonios, llevando la ya abultada deuda anterior al 2015 de 240 mil millones de dólares (el 46% del PBI) a 311 mil millones de dólares (el 91% del PBI), con el agravante de que 50 mil millones corresponden al FMI y que viene condicionada.
Sin embargo, quienes se pasaron cuatro años “llorando” por la supuesta herencia recibida, hambreando a los sectores más vulnerables de la sociedad, mintiendo descaradamente y robando a manos llenas, hoy pretenden embaucar a la ciudadanía con nuevas mentiras, aunque de “patitas cortas”, ya que los traicionan las evidencias, tan difíciles de esconder.
La Argentina nació endeudada, desde las épocas rivadavianas de 1822, en que pidió un empréstito de 2.800.000 libras esterlinas a la Baring Brothers & Co., del que finalmente solo llegaron a Buenos Aires apenas 570.000, en su mayoría en letras de cambio. Ninguna de las obras previstas se realizó con ese dinero, y el saldo recién fue cancelado por Perón en 1947. 
Así entre préstamos, endeudamientos, refinanciaciones y reperfilamientos, la historia transcurre siempre pagando deudas contraídas por gobiernos anteriores y reprochando las respectivas “herencias recibidas” a los sucedientes.
Sin embargo hay un hecho fundamental a destacar en el gobierno de Cambiemos, las descaradas mentiras que perpetuaron durante cuatro años sin asumirlas y hoy tienen el descaro de salir a reprochar el cómo encarar el futuro que dejaron.
En el mientras tanto los que pagan las consecuencias son los sectores con menor poder de “negociación”, los jubilados fundamentalmente que tras 30 o 40 años de aportar, deben resignar conquistas logradas, y los que ganan un poco más deben subvencionar a los que están en “la lona”, mientras se tienen contemplaciones con los sectores del agro y los empresarios especuladores que continúan remarcando, los laboratorios que incumplieron la rebaja del 8% en medicamentos y los supermercadistas que remarcan continuamente.
Así las cosas se hace difícil ponerle el cascabel al gato, con el perdón del felino, y se pretende que en dos meses un gobierno que recién asume resuelva 1.460 días de haber depredado al Estado y a los habitantes de menores recursos.
Hace falta “negociar”, sí no caben dudas, pero también hay que tener “mano dura” con quienes no aceptan entender la situación y pretenden continuar sacando tajadas de un árbol de escasos frutos.
Los próximos meses serán fundamentales para decidir quienes deban pagar la crisis y deudas ajenas que no crearon. Para encubrir y distraer, apelan a una brutal batalla cultural, una ofensiva mediática sin precedentes, tratando de ocultar las grandes estafas que se están destapando, ¡robos sin pasamontañas!, de guante blanco pero que dejaron huellas indelebles.
Del otro lado las clases populares marchan a pie firme, sin llorar aunque llorar sea un sentimiento, pero tampoco con manos de “mantequitas”, y menos con mentiras, porque las mentiras reiteradas, alevosas y premeditadas que cometieron los funcionarios “M” se convierten en delitos que no pueden quedar impunes.
Y… dos últimas reflexiones:
¿Por qué los jubilados de algo más de la mínima deben contribuir con 5 mil millones de pesos mensuales para mitigar el déficit que dejó Macri, mientras se mantienen privilegios al campo, a los bancos, las mineras, a los jubilados del servicio exterior y jueces? Tampoco se controla adecuadamente la formación empresarial de precios en todas las etapas, que aumentan día a día en menoscabo de los sectores más postergados.
Respecto a la polémica de si hay presos políticos o detenciones arbitrarias ¡¡¡evidente que hay presos políticos!!!, ya que muchos jueces cedieron a las presiones del PE para decretar detenciones. La figura del “arrepentido” es prueba de ello, y el caso Milagro Sala el ejemplo más grosero de esta inequidad que debe resolverse rápidamente, entre otras detenciones evidentemente políticas.
Ya no más “las penas nuestras y las vaquitas ajenas”.
¡¡¡Duros con los que se pretendieron ganadores y justicia para los que siempre fueron postergados!!!

                                                    Hasta la próxima





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