Vista aérea del Complejo Hidroeléctrico de El Chocón-Cerros Colorados |
La ocupación obrera de la central hidroeléctrica del
Chocón-Cerros Colorados
“Las clases dominantes
han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan héroes
y mártires”
Rodolfo Walsh
En
plena dictadura militar, se produce esta heroica gesta obrera (1º y
2º paro) y la toma de la empresa de casi un mes de duración, que significó el principio
del fin de esta larga dictadura dividida en tres etapas, ya debilitada tras el
Cordobazo y el Rosariazo.
Todo comienza cuando los trabajadores de
Imperelio-Solazo, exigen seguridad laboral –ya habían muerto 8
obreros por desprendimiento de rocas– y un aumento del 40%
de sus precarizados salarios.
Decidieron elegir tres delegados para que los
representen ante la patronal. Lo destacable del conflicto fue la auto-organización de los
trabajadores en asambleas masivas, de las que emerge como dirigente principal el delegado Antonio Alac.
Delegados y líderes de El Choconazo |
Ubicación
histórica
La ocupación obrera de El Chocón-Cerros
Colorados se produce en plena “Revolución Argentina”, nombre
con el que se autodenominó la dictadura cívico-militar que
derrocó al presidente constitucional Arturo Illia mediante
un golpe de Estado el 28 de junio de
1966, otro de los varios “golpes de Estado” inaugurados el 6 de septiembre de
1930. En este caso no se presentó de modo provisional, como en golpes
anteriores, sino que pretendió establecerse como un nuevo sistema dictatorial
de tipo permanente luego asociado al concepto de Estado
burocrático autoritario (EBA).
La alta conflictividad política y social generada por esta
dictadura incluyó una famosa fuga de cerebros, puebladas
insurreccionales, la aparición de
organizaciones guerrilleras y luchas
internas que produjeron dos golpes palaciegos por los que se sucedieron en el
poder tres dictadores militares: Juan Carlos Onganía (1966-1970), Roberto Marcelo Levingston (1970-1971) y Alejandro Agustín
Lanusse (1971-1973).
Con los partidos políticos disueltos y acosada por la acción de
las organizaciones guerrilleras y una insurrección popular creciente y
generalizada, con varias
puebladas entre las que se destacaron
el Cordobazo y el Rosariazo, la
dictadura organizó en 1973 una salida electoral con participación del peronismo (aunque
impidiendo la candidatura de Juan Domingo Perón) en la que triunfó el candidato peronista Héctor J. Cámpora con el 49,53 % de los votos, quien después
renunció para permitir nuevas elecciones libres en las que triunfó Perón con el
62 %.
Ubicación
geográfica
La Villa El Chocón en la provincia de
Neuquén, a 83 kilómetros de la ciudad capital es también conocida como El Valle de los Dinosaurios. En
lengua mapuche “Chocón” significa "hombre aterido de frío o empapado de
agua". A 2 kilómetros de allí se
encuentra una de las represas hidroeléctricas más importantes del país a la que se accede por la Ruta Nacional Nº 22, sobre
el río Limay, forma parte
de un complejo hidroeléctrico que cuenta con una capacidad instalada de 1.328 MW, y que comprende también la central del Embalse
de Arroyito.
Armando olivares a 50 años de El Choconazo
El origen del conflicto
La
construcción del Complejo Hidroeléctrico
Chocón-Cerro Colorados fue anunciada como la “Obra del Siglo”. Llegaron
obreros de todo el país y de los países limítrofes, quienes trabajaban 12 horas
por día, con sueldos miserables.
En una
entrevista realizada a uno de los dirigentes del Choconazo, Antonio Alac, ante la pregunta: ¿cómo se trabajaba en el
Chocón?, respondió: “Las condiciones de
trabajo eran pésimas y las de vivienda peor. En ese momento no nos pagaban el
40% del plus salarial por zona alejada, por zona inhóspita. Vos tenías la
obligación de trabajar 12 horas por día. La gente vivía en galpones que se
estaban construyendo para vivienda. Y había galpones ya construidos donde
vivían 80 o 100
personas. Una cama al lado de la otra, sin tener donde lavarse o bañarse. Los
baños estaban haciéndose. No te olvides que nosotros trabajábamos con
temperaturas de hasta 15 o 20 grados bajo cero. No podías tomar vino. Las mujeres no
podían venir a visitarte. ¡Una cantidad de prohibiciones que parecían de un
campo de concentración!”.
En agosto
de 1969, producto de los continuos accidentes de trabajo que produjeron varios
muertos, se realizó un reclamo, pero recién a fines de noviembre el secretario general de la UOCRA de Neuquén,
Adolfo Schvindt, prometió soluciones. Doce días después, los trabajadores se
autoconvocaron en una asamblea donde eligieron como delegados al camionero Antonio Alac, al dinamitero Edgardo Adán Torres y al electricista Armando Olivares; en franca rebelión
contra Rogelio Coria, burócrata secretario general de la UOCRA, sindicato
que dejó librados a su suerte a los trabajadores.
La lucha será contra las pésimas condiciones
de trabajo en el complejo, y por un aumento salarial; bastaba tocar la sirena y
llamar a asambleas a las que se volcaban, unánimes, los trabajadores.
Posteriormente, el 13 de diciembre, insistieron ante la empresa con un
petitorio que incluía: 40% de aumento salarial; medidas de seguridad para
evitar o enfrentar derrumbes; medidas de seguridad durante las voladuras;
liquidaciones de sueldos quincenales con recibos legibles; adicionales por
trabajos en que arriesgaran la vida; autorización para hacer asambleas de
trabajadores, reconocimiento del sábado inglés. Asimismo, denunciaron maltratos
de obreros por parte de capataces; negligencia en el tratamiento de
accidentados y venta de herramientas a los obreros por parte de las empresas
que los contrataban.
La
empresa Impreglio-Sollazo contestó desconociendo y despidiendo a los delegados,
pidiendo su detención, lo que se intentó de inmediato, pero la reacción de los
trabajadores lo impidió. Se declaró la huelga hasta el reconocimiento de la
comisión interna.
Luego
fueron arrestados por la Policía Federal Olivares, Torres y el cura Pascual
Rodríguez, y se intentó detener a Alac, pero los obreros se opusieron. El clima
en la zona era hostil hacia la empresa y las fuerzas policiales. El 20 de
diciembre volvieron a ser elegidos como delegados Alac, Torres y Olivares. La
burocracia del gremio encabezado por Coria (colaborador de la dictadura) en
lugar de brindar apoyo, decidió expulsarlos.
La lucha
Las
protestas se reanudaron en enero, y tras una asamblea realizada el 23 de
febrero de 1970 se decidió un paro, pidiéndose la restitución de los delegados
y los reclamos iniciales.
A la huelga se adiciona
la ocupación obrera de la central hidroeléctrica, situación que se prolongó
hasta el 14 de marzo.
Participaron
entre 3.000 y 4.000 obreros de la gran industria, de los cuales la mayoría
pertenecían a la compañía constructora del Chocón y los restantes a las
empresas constructoras de viviendas, hospitales y la villa permanente en la que
vivían los trabajadores.
La huelga
fue declarada ilegal. La situación empeoró cuando las fuerzas policiales y de
gendarmería realizaron un cerco represivo. Los obreros levantaron barricadas,
se organizaron con guardias obreras, disciplina interna, participando las
familias de los trabajadores. La preocupación de las fuerzas de seguridad fue
que los explosivos que se utilizaban en los trabajos cotidianos quedaron en
poder de los trabajadores.
Dos
caravanas desde la ciudad de Neuquén llevaron víveres a los trabajadores. A pesar
de estar bajo una dictadura que prohibía cualquier manifestación política, hubo
un acto de 2.000 personas que manifestaron por las calles en su defensa.
Hubo
mediaciones del gobernador y del obispo Jaime
de Nevares, quién prestó apoyo a la lucha desde los comienzos. A principios
de marzo, se insistió con el petitorio de cinco puntos, en el que reiteraba el pedido de aumento y que se
les permitiera elegir delegados. A pesar de que el gobernador Sapag declaró que
los puntos eran “bastante prudentes”, la Secretaría de Trabajo los rechazó de
plano.
Pascual rodríguez, cura obrero y delegado
de los trabajadores
Autodefensa obrera
Consultado sobre cómo organizaban la seguridad
de la huelga, Antonio Alac comentó en aquel momento: “Nosotros teníamos piquetes y guardias obreras que recorrían todo
permanentemente. El perímetro tenía unos 700 u 800 metros. Estábamos cercados.
Había patrullas de la policía, de la brigada de choque contra las
manifestaciones, etc. Teníamos que cuidar cada parte del perímetro. Las
guardias nuestras tenían rifle, revólveres, pistolas, bombas molotov, etc. Una
de las cosas más serias que nosotros manejábamos era la cuestión de los
explosivos. Había gente con mucha experiencia. Porque esa obra también se
caracterizó por contar con trabajadores de distintas nacionalidades. Había
brigadas de trabajadores chilenos, en carpintería, que habían sido contratados
poco antes de la huelga. La gente de Chile venía ya organizada con delegados.
Eran como 200. Cuando llegaron, los entrevistamos. Nosotros no les pedíamos que
actuaran pero sí que no trabajaran. Así lo hicieron. Después teníamos
gente muy interesante, muy definida alrededor de las luchas, de origen
uruguayo. También participaron trabajadores bolivianos y paraguayos. Los
hermanos bolivianos era gente con una gran experiencia en el tema de explosivos, por
ejemplo en la mina Siglo XX. Eran quienes estaban responsabilizados en algunos
preparativos”.
Ocupación por la Gendarmería
La empresa hidroeléctrica fue finalmente
retomada por las fuerzas de represión, encabezadas por la Gendarmería, el 14 de marzo,
cuando tomó la Villa Chica, deteniendo a varios dirigentes. “La dictadura tuvo
que acudir a 800 hombres armados hasta los dientes para poder recuperar la
central ocupada por los trabajadores. Los dirigentes –Antonio a la cabeza–
fueron apresados, esposados y enviados en un avión militar a Buenos Aires y
liberados ante la presión popular. Según el testimonio de uno de los compañeros
de Antonio, cuando se lo llevaban esposado, el jefe de la gendarmería le dijo a
Alac: “Te
saliste con la tuya. Te tuvimos que sacar esposado”. A pesar de todo, Antonio no había bajado las banderas ni había
huido, lo tuvieron que apresar por la
fuerza. Todo un ejemplo de
lucha y conciencia de clase.
Finalmente, pocos años después cae esta triple dictadura de
Onganía-Levingston-Lanusse, que dejó un tendal de víctimas, y el 25 de mayo de 1973, tras unas elecciones proscriptivas, llega al
gobierno Héctor J. Cámpora, para
escribir otro capítulo de la historia.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-http://choconazo.blogspot.com.ar/2012/09/el-choconazo-la-clase-obrera-organizada.html
-http://choconazo.blogspot.com/2012/
-http://www.hechohistorico.com.ar/Trabajos/Jornadas%20de%20Roca%20-%202006/Kejner.pdf
-http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/huelga-chocon-1970.htm
-https://perlitasperiodisticas.wordpress.com/2018/12/12/el-choconazo/
-https://www.anred.org/2012/02/05/el-choconazo-la-clase-obrera-se-organiza/
-https://www.lmneuquen.com/el-desenlace-esa-insurreccion-llamada-el-choconazo-n139205
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